Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Jeremías 9, 1-12

1 ¡Quién me diese en el desierto una posada de caminantes, para poder
dejar a mi pueblo y alejarme de su compañía! Porque todos ellos son
adúlteros, un hatajo de traidores


2 que tienden su lengua como un arco. Es la mentira, que no la verdad,
lo que prevalece en esta tierra. Van de mal en peor, y a Yahveh desconocen.
3 ¡Que cada cual se guarde de su prójimo!, ¡desconfiad de cualquier
hermano!, porque todo hermano pone la zancadilla, y todo prójimo propala

la calumnia.

4 Se engañan unos a otros, no dicen la verdad; han avezado sus
lenguas a mentir, se han pervertido, incapaces

5 de convertirse. Fraude por fraude, engaño por engaño, se niegan a
reconocer a Yahveh.

6 Por ende, así dice Yahveh Sebaot: He aquí que yo voy a afinarlos y
probarlos; mas ¿cómo haré para tratar a la hija de mi pueblo?

7 Su lengua es saeta mortífera, las palabras de su boca, embusteras. Se
saluda al prójimo, pero por dentro se le pone celada.

8 Y por estas acciones, ¿no les he de castigar? - oráculo de Yahveh -,

¿de una nación así no se vengará mi alma?

9 Alzo sobre los montes lloro y lamento, y una elegía por las dehesas
del desierto, porque han sido incendiadas; nadie pasa por allí, y no se oyen
los gritos del ganado. Desde las aves del cielo hasta las bestias, todas han
huido, se han marchado.

10 Voy a hacer de Jerusalén un montón de piedras, guarida de
chacales, y de las ciudades de Judá haré una soledad sin ningún habitante.

11 ¿Quién es el sabio?, pues que entienda esto; a quién ha hablado la
boca de Yahveh?, pues que lo diga; ¿por qué el país se ha perdido,
incendiado como el desierto donde no pasa nadie?

12 Yahveh lo ha dicho: Es que han abandonado mi Ley que yo les
propuse, y no han escuchado mi voz ni la han seguido;