Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Job 31, 29-32

29 ¿Del infortunio de mi enemigo me alegré, me gocé de que el mal le
alcanzara?

30 ¡Yo que no permitía a mi lengua pecar reclamando su vida con una
maldición!

31 ¿No decían las gentes de mi tienda: «¿Hay alguien que no se haya
hartado con su carne?»


32 El forastero no pernoctaba a la intemperie, tenía abierta mi puerta
al caminante.