Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Jonás 4, 2-10

2 y oró a Yahveh diciendo: «¡Ah, Yahveh!, ¿no es esto lo que yo decía
cuando estaba todavía en mi tierra? Fue por eso por lo que me apresuré a
huir a Tarsis. Porque bien sabía yo que tú eres un Dios clemente y
misericordioso, tardo a la cólera y rico en amor, que se arrepiente del mal.

3 Y ahora, Yahveh, te suplico que me quites la vida, porque mejor me
es la muerte que la vida.»

4 Mas Yahveh dijo: «¿Te parece bien irritarte?»

5 Salió Jonás de la ciudad y se sentó al oriente de la ciudad;
allí se
hizo una cabaña bajo la cual se sentó a la sombra, hasta ver qué sucedía en
la ciudad.

6 Entonces Yahveh Dios dispuso una planta de ricino que creciese por
encima de Jonás para dar sombra a su cabeza y librarle así de su mal. Jonás
se puso muy contento por aquel ricino.

7 Pero al día siguiente, al rayar el alba, Yahveh mandó a un gusano, y
el gusano picó al ricino, que se secó.

8 Y al salir el sol, mandó Dios un sofocante viento solano. El sol hirió
la cabeza de Jonás, y éste se desvaneció; se deseó la muerte y dijo: «¡Mejor
me es la muerte que la vida!»

9 Entonces Dios dijo a Jonás: «¿Te parece bien irritarte por ese
ricino?» Respondió: «¡Sí, me parece bien irritarme hasta la muerte!»


10 Y Yahveh dijo: «Tu tienes lástima de un ricino por el que nada te
fatigaste, que no hiciste tú crecer, que en el término de una noche fue y en
el término de una noche feneció.