Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Josué 10, 6-32

6 Los gabaonitas mandaron a decir a Josué al campamento de Guilgal:
No dejes solos a tus siervos; sube aprisa donde nosotros, sálvanos y
socórrenos, porque se han aliado contra nosotros todos los reyes amorreos
que habitan en la montaña.»

7 Josué subió de Guilgal con toda la gente de guerra y todos los
guerreros valientes.

8 Y Yahveh dijo a Josué: «No les temas, porque los he puesto en tus
manos; ninguno de ellos te podrá resistir.»


9 Josué cayó sobre ellos de improviso, tras haber caminado toda la
noche desde Guilgal.

10 Yahveh los puso en fuga delante de Israel y les causó una gran
derrota en Gabaón: los persiguió por el camino de la subida de Bet Jorón, y
los batió hasta Azecá (y hasta Maquedá).

11 Mientras huían ante Israel por la bajada de Bet Jorón, Yahveh
lanzó del cielo sobre ellos hasta Azecá grandes piedras, y murieron.
Y
fueron más los que murieron por las piedras que los que mataron los
israelitas a filo de espada.

12 Entonces habló Josué a Yahveh, el día que Yahveh entregó al
amorreo en manos de los israelitas, a los ojos de Israel y dijo: «Deténte, sol,
en Gabaón, y tú, luna, en el valle de Ayyalón.»

13 Y el sol se detuvo y la luna se paró hasta que el pueblo se vengó de
sus enemigos. ¿ No está esto escrito en el libre del Justo? El sol se paró en
medio del cielo y no tuvo prisa en ponerse como un día entero.

14 No hubo día semejante ni antes ni después, en que obedeciera
Yahveh a la voz de un hombre. Es que Yahveh combatía por Israel.

15 Josué volvió con todo Israel al campamento de Guilgal.

16 Aquellos cinco reyes habían huido y se habían escondido en la
cueva de Maquedá.

17 Se dio aviso a Josué: «Han sido descubiertos los cinco reyes,
escondidos en la cueva de Maquedá.»

18 Josué respondió: «Rodad unas piedras grandes a la boca de la
cueva y poned junto a ella hombres que la guarden.

19 Y vosotros no os quedéis quietos: perseguid a vuestros enemigos,
cortadles la retirada, no les dejéis entrar en sus ciudades, porque
Yahveh
vuestro Dios los ha puesto en vuestras manos.»

20 Cuando Josué y los israelitas acabaron de causarles una grandísima
derrota, hasta acabar con ellos, los supervivientes se les escaparon
y se
metieron en las plazas fuertes.

21 Todo el pueblo volvió sano y salvo al campamento, junto a Josué, a
Maquedá, y no hubo nadie que ladrara contra los israelitas.

22 Dijo entonces Josué: «Abrid la boca de la cueva y sacadme de ella
a esos cinco reyes.»

23 Así lo hicieron: le sacaron de la cueva a los cinco reyes: el rey de
Jerusalén, el rey de Hebrón, el rey de Yarmut, el rey de Lakís y el rey de
Eglón.

24 En cuanto sacaron a los reyes, Josué llamó a todos los hombres de
Israel y dijo a los capitanes de tropa que le habían acompañado: «Acercaos
y poned vuestros pies sobre la nuca de esos reyes.» Ellos se
acercaron y
pusieron los pies sobre las nucas.

25 «No tengáis miedo - les dijo Josué - ni os desaniméis; sed valientes
y decididos, porque así hará Yahveh con todos los enemigos con quienes
tenéis que combatir.»

26 Acto seguido, Josué los hirió, les dio muerte y los hizo colgar de
cinco árboles, de los que quedaron colgados hasta la tarde.


27 A la hora de la puesta del sol, a una orden de Josué, los
descolgaron de los árboles y los arrojaron a la cueva en que se
habían
escondido, y echaron unas piedras grandes a la boca de la cueva: allí están
todavía hoy.

28 El mismo día Josué tomó Maquedá y la pasó a filo de espada, a ella
y a su rey: los consagró al anatema con todos los seres vivientes que había
en ella. No dejó escapar a nadie, e hizo con el rey de Maquedá como había
hecho con el rey de Jericó.

29 Josué, con todo Israel, pasó de Maquedá a Libná y la atacó.

30 Y Yahveh la entregó también, con su rey, en manos de Israel, que
la pasó a filo de espada con todos los seres vivientes que había en ella: no
dejó en ella ni uno solo con vida. Hizo con su rey como había hecho con el
rey de Jericó.

31 Josué, con todo Israel, pasó de Libná a Lakís, la asedió y atacó.

32 Yahveh entregó Lakís en manos de Israel, que la tomó al segundo
día, y la pasó a cuchillo con todos los seres vivientes que había en ella, lo
mismo que había hecho con Libná.