Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Juan 8, 2-21

2 Pero de madrugada se presentó otra vez en el Templo, y todo el
pueblo acudía a él. Entonces se sentó y se puso a enseñarles.

3 Los escribas y fariseos le llevan una mujer sorprendida en adulterio,
la ponen en medio

4 y le dicen: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante
adulterio.

5 Moisés nos mandó en la Ley apedrear a estas mujeres. ¿Tú qué
dices?»

6 Esto lo decían para tentarle, para tener de qué acuasarle. Pero Jesús,
inclinándose, se puso a escribir con el dedo en la tierra.

7 Pero, como ellos insistían en preguntarle, se incorporó y les
dijo:

«Aquel de vosotros que esté sin pecado, que le arroje la primera piedra.»
8 E inclinándose de nuevo, escribía en la tierra.

9 Ellos, al oír estas palabras, se iban retirando uno tras
otro,
comenzando por los más viejos; y se quedó solo Jesús con la mujer,
que
seguía en medio.

10 Incorporándose Jesús le dijo: «Mujer, ¿dónde están? ¿Nadie te ha
condenado?»

11 Ella respondió: «Nadie, Señor.» Jesús le dijo: «Tampoco yo te
condeno. Vete, y en adelante no peques más.»

12 Jesús les habló otra vez diciendo: «Yo soy la luz del mundo; el que
me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida.»

13 Los fariseos le dijeron: «Tú das testimonio de ti mismo: tu
testimonio no vale.»

14 Jesús les respondió: «Aunque yo dé testimonio de mí mismo, mi
testimonio vale, porque sé de dónde he venido y a dónde voy; pero vosotros
no sabéis de dónde vengo ni a dónde voy.

15 Vosotros juzgáis según la carne; yo no juzgo a nadie;


16 y si juzgo, mi juicio es verdadero, porque no estoy yo solo, sino yo
y el que me ha enviado.

17 Y en vuestra Ley está escrito que el testimonio de dos personas es
válido.

18 Yo soy el que doy testimonio de mí mismo y también el que me ha
enviado, el Padre, da testimonio de mí.»

19 Entonces le decían: «¿Dónde está tu Padre?» Respondió Jesús: «No
me conocéis ni a mí ni a mi Padre; si me conocierais a mí,
conoceríais
también a mi Padre.»

20 Estas palabras las pronunció en el Tesoro, mientras enseñaba en el
Templo. Y nadie le prendió, porque aún no había llegado su hora.

21 Jesús les dijo otra vez: «Yo me voy y vosotros me buscaréis, y
moriréis en vuestro pecado. Adonde yo voy, vosotros no podéis ir.»