Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Judit 10, 3-20

3 se quitó el sayal que vestía, se desnudó de sus vestidos de viudez, se
baño toda, se ungió con perfumes exquisitos, se compuso la cabellera
poniéndose una cinta, y se vistió los vestidos que vestía cuando era feliz, en
vida de su marido Manasés.

4 Se calzó las sandalias, se puso los collares, brazeletes y anillos, sus
pendientes y todas sus joyas, y realzó su hermosura cuanto pudo, con ánimo
de seducir los ojos de todos los hombres que la viesen.

5 Luego dio a su sierva un odre de vino y un cántaro de aceite, llenó
una alforja con harina de cebada, tortas de higos y panes puros, empaquetó
las provisiones y se lo entregó igualmente a su sierva.

6 Luego se dirigieron a la puerta de la ciudad, de Betulia, donde se
encontraron con Ozías y con Jabrís y Jarmís, ancianos de la ciudad.

7 Cuando vieron a Judit con el rostro transformado y mudada de
vestidos, se quedaron maravillados de su extremada hermosura y le dijeron:

8 «¡Que el Dios de nuestros padres te haga alcanzar favor y dé
cumplimiento a tus designios, para gloria de los hijos de Israel y exaltación
de Jerusalén!»


9 Ella adoró a Dios y les dijo: «Mandad que me abran la puerta de la
ciudad para que vaya a poner por obra los deseos de que me habéis
hablado.» Ellos mandaron a los jóvenes que le abrieran, tal como lo pedía.

10 Así lo hicieron ellos, y salió Judit con su sierva. Los hombres de la
ciudad la siguieron con la mirada mientras descendía por la ladera, hasta
que llegó al valle; y allí la perdieron de vista.

11 Avanzaron ellas a derecho por el valle, hasta que le salió al
encuentro una avanzada de los asirios,

12 que la detuvieron y preguntaron: «¿Quién eres? ¿De dónde vienes?

¿A dónde vas?» Ella respondió: «Hija de hebreos soy y huyo de ellos,
porque están a punto de ser devorados por vosotros.

13 Vengo a presentarme ante Holofernes, jefe de vuestro ejército,
para hablarle con sinceridad y mostrarle un camino por el que pueda pasar
para adueñarse de toda la montaña, sin que perezca ninguno de sus hombres
y sin que se pierda una sola vida».

14 Oyéndola hablar aquellos hombres, y viendo la admirable
hermosura de su rostro, le dijeron:

15 «Has salvado tu vida con tu decisión de bajar a presentarte ante
nuestro señor. Dirígete a su tienda, que algunos de los
nuestros te
acompañarán hasta ponerte en sus manos.

16 Cuando estés en su presencia, no tengas miedo; anúnciale tus
propósitos y él se portará bien contigo.»

17 Y eligieron entre ellos cien hombres que le dieran escolta a ella y a
su sierva y las llevaran hasta la tienda de Holofernes.

18 Habiéndose corrido por todas las tiendas la noticia de su llegada,
concurrió la gente del campamento, que hicieron corro en torno a
ella,
mientras esperaba, fuera de la tienda, que la anunciasen a Holofernes.

19 Se quedaban admirados de su belleza y, por ella, admiraban a los
israelitas, diciéndose unos a otros: «¿Quién puede menospreciar a un pueblo
que tiene mujeres como ésta? ¡Sería un error dejar con vida a uno solo de
ellos, porque los que quedaran, serían capaces de engañar a toda la tierra!»

20 Salieron, pues, los de la escolta personal de Holofernes y todos sus
servidores y la introdujeron en la tienda.