Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Judit 7, 17-29

17 Se puso en marcha el ejército moabita, reforzado por 5.000 asirios,
acamparon en el valle y se apoderaron de los depósitos de agua y de las
fuentes de los israelitas.

18 Los edomitas y ammonitas, por su parte, acamparon en el monte,
frente a Dotán, y enviaron destacamentos hacia el sur y el este,
frente a
Egrebel, que está al lado de Jus, sobre el torrente Mojmur. El
resto del
ejército asirio quedó acampado en la llanura y cubría toda la superficie del
suelo. Sus tiendas y bagajes formaban un campamento inmenso, porque
eran una enorme muchedumbre.

19 Clamaron los israelitas al Señor su Dios, pues su ánimo empezaba
a flaquear, viendo que el enemigo les había cercado y cortado toda retirada.

20 34 días estuvieron cercados por todo el ejército asirio, infantes,
carros y jinetes. A todos las habitantes de Betulia se les acabaron
las
reservas de agua;

21 las cisternas se agotaron; ni un solo día podían beber
a
satisfacción, porque se les daba el agua racionada.

22 Los niños aparecían abatidos, las mujeres y los adolescentes
desfallecían de sed y caían en las plazas y a las salidas de las puertas de la
ciudad, faltos de fuerzas.


23 Todo el pueblo, los adolescentes, las mujeres y los niños, se
reunieron en torno a Ozías y a los jefes de la ciudad y clamaron a grandes
voces, diciendo delante de los ancianos:

24 «Juzgue Dios entre nosotros y vosotros, pues habéis cometido una
gran injusticia contra nosotros, por no haber hecho tentativas de
paz con
los asirios.

25 Y ahora no hay nadie que pueda valernos. Dios nos ha vendido en
sus manos, para sucumbir ante ellos de sed y destrucción total.

26 Llamadles ahora mismo y entregad toda la ciudad al saqueo de la
gente de Holofernes y de todo su ejército.

27 Mejor nos es convertirnos en botín suyo. Seremos sus esclavos,
pero salvaremos la vida y no tendremos que ver cómo, a nuestros ojos, se
mueren nuestros niños y expiran nuestras mujeres y nuestros hijos.

28 Os conjuramos por el cielo y por la tierra, y por nuestro Dios,
Señor de nuestros padres, que nos ha castigado por nuestros pecados, y por
los pecados de nuestros padres, que cumpláis ahora mismo
nuestros
deseos.»

29 Y toda la asamblea, a una, prorrumpió en gran llanto y clamaron, a
grandes voces, al Señor Dios.