Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Judit 8, 7-9

7 Era muy bella y muy bien parecida. Su marido Manasés le había
dejado oro y plata, siervos y siervas, ganados y campos, quedando
ella
como dueña,

8 y no había nadie que pudiera decir de ella una palabra maliciosa,
porque tenía un gran temor de Dios.

9 Oyó, pues, Judit las amargas palabras que el pueblo había dicho
contra el jefe de la ciudad, pues habían perdido el ánimo ante la escasez de
agua. Supo también todo cuanto Ozías les había respondido y cómo les
había jurado que entregaría la ciudad a los asirios al cabo de cinco días.