Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Malaquías 2, 2-14

2 Si no escucháis ni tomáis a pecho dar gloria a mi Nombre, dice
Yahveh Sebaot, yo lanzaré sobre vosotros la maldición y maldeciré vuestra
bendición; y hasta la he maldecido ya, porque ninguno de vosotros
toma
nada a pecho.

3 He aquí que yo voy a romper vuestro brazo, os echaré estiércol a la
cara, el estiércol de vuestras fiestas, y seréis aventados con él.


4 Sabréis así que yo os dirigí esta orden para que subsistiera mi
alianza con Leví, dice Yahveh Sebaot.

5 Mi alianza era con él vida y paz, y se las concedí; era temor, y él me
temía y ante mi Nombre guardaba reverencia.

6 La Ley de verdad estaba en su boca, e iniquidad no se hallaba en sus
labios; en paz y en rectitud caminaba conmigo, y a muchos recobró de la
culpa.

7 Pues los labios del sacerdote guardan la ciencia, y la Ley se busca en
su boca; porque él es el mensajero de Yahveh Sebaot.

8 Pero vosotros os habéis extraviado del camino, habéis hecho
tropezar a muchos en la Ley, habéis corrompido la alianza de Leví,
dice
Yahveh Sebaot.

9 Por eso yo también os he hecho despreciables y viles ante todo el
pueblo, de la misma manera que vosotros no guardáis mis caminos y hacéis
acepción de personas en la Ley.

10 ¿No tenemos todos nosotros un mismo Padre? ¿No nos ha creado
el mismo Dios? ¿Por qué nos traicionamos los unos a los otros, profanando
la alianza de nuestros padres?

11 Judá ha traicionado; una abominación se ha cometido en Israel y en
Jerusalén. Porque Judá ha profanado el santuario querido de Yahveh,
al
casarse con la hija de un dios extranjero.

12 ¡Que extirpe Yahveh al hombre que hace tal, ya sea testigo o
defensor, de las tiendas de Jacob y de entre los que presentan la oblación a
Yahveh Sebaot!

13 Y esta otra cosa hacéis también vosotros: cubrir de lágrimas el altar
de Yahveh, de llantos y suspiros, porque él ya no se vuelve hacia
la
oblación, ni la acepta con gusto de vuestras manos.

14 Y vosotros decís: ¿Por qué? - Porque Yahveh es testigo entre tú y
la esposa de tu juventud, a la que tú traicionaste, siendo así que ella era tu
compañera y la mujer de tu alianza.