Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Marcos 1, 3-28

3 = Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor,
enderezad sus sendas, =

4 apareció Juan bautizando en el desierto, proclamando un bautismo
de conversión para perdón de los pecados.

5 Acudía a él gente de toda la región de Judea y todos los de
Jerusalén, y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados.

6 Juan llevaba un vestido de pie de camello; y se alimentaba de
langostas y miel silvestre.

7 Y proclamaba: «Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo; y no
soy digno de desatarle, inclinándome, la correa de sus sandalias.

8 Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu
Santo.»

9 Y sucedió que por aquellos días vino Jesús desde Nazaret de Galilea,
y fue bautizado por Juan en el Jordán.

10 En cuanto salió del agua vio que los cielos se rasgaban y que
el
Espíritu, en forma de paloma, bajaba a él.

11 Y se oyó una voz que venía de los cielos: «Tú eres mi Hijo amado,
en ti me complazco.»

12 A continuación, el Espíritu le empuja al desierto,

13 y permaneció en el desierto cuarenta días, siendo tentado por
Satanás. Estaba entre los animales del campo y los ángeles le servían.

14 Después que Juan fue entregado, marchó Jesús a Galilea; y
proclamaba la Buena Nueva de Dios:

15 «El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca;
convertíos y creed en la Buena Nueva.»

16 Bordeando el mar de Galilea, vio a Simón y Andrés, el hermano de
Simón, largando las redes en el mar, pues eran pescadores.

17 Jesús les dijo: «Venid conmigo, y os haré llegar a ser pescadores de
hombres.»

18 Al instante, dejando las redes, le siguieron.

19 Caminando un poco más adelante, vio a Santiago, el de Zebedeo, y
a su hermano Juan; estaban también en la barca arreglando las redes;

20 y al instante los llamó. Y ellos, dejando a su padre Zebedeo en la
barca con los jornaleros, se fueron tras él.


21 Llegan a Cafarnaúm. Al llegar el sábado entró en la sinagoga y se
puso a enseñar.

22 Y quedaban asombrados de su doctrina, porque les enseñaba como
quien tiene autoridad, y no como los escribas.

23 Había precisamente en su sinagoga un hombre poseído por un
espíritu inmundo, que se puso a gritar:

24 «¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a
destruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de Dios.»

25 Jesús, entonces, le conminó diciendo: «Cállate y sal de él.»

26 Y agitándole violentamente el espíritu inmundo, dio un fuerte grito
y salió de él.

27 Todos quedaron pasmados de tal manera que se preguntaban unos a
otros: «¿Qué es esto? ¡Una doctrina nueva, expuesta con autoridad! Manda
hasta a los espíritus inmundos y le obedecen.»

28 Bien pronto su fama se extendió por todas partes, en toda la región
de Galilea.