Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Marcos 2, 3-18

3 Y le vienen a traer a un paralítico llevado entre cuatro.

4 Al no poder presentárselo a causa de la multitud, abrieron el techo
encima de donde él estaba y, a través de la abertura que
hicieron,
descolgaron la camilla donde yacía el paralítico.

5 Viendo Jesús la fe de ellos, dice al paralítico: «Hijo, tus pecados te
son perdonados.»

6 Estaban allí sentados algunos escribas que pensaban en sus
corazones:

7 «¿Por qué éste habla así? Está blasfemando. ¿Quién puede perdonar
pecados, sino Dios sólo?»

8 Pero, al instante, conociendo Jesús en su espíritu lo que ellos
pensaban en su interior, les dice: «¿Por qué pensáis así en vuestros
corazones?

9 ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: “Tus pecados te
son
perdonados”, o decir: “Levántate, toma tu camilla y anda?”

10 Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder
de perdonar pecados - dice al paralítico -:

11 “A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.”»

12 Se levantó y, al instante, tomando la camilla, salió a la vista
de
todos, de modo que quedaban todos asombrados y glorificaban a Dios,
diciendo: «Jamás vimos cosa parecida.»

13 Salió de nuevo por la orilla del mar, toda la gente acudía a él, y él
les enseñaba.

14 Al pasar, vio a Leví, el de Alfeo, sentado en el despacho de
impuestos, y le dice: «Sígueme.» El se levantó y le siguió.

15 Y sucedió que estando él a la mesa en casa de Leví, muchos
publicanos y pecadores estaban a la mesa con Jesús y sus discípulos, pues
eran muchos los que le seguían.

16 Al ver los escribas de los fariseos que comía con los pecadores y
publicanos, decían a los discípulos: «¿Qué? ¿Es que come con
los
publicanos y pecadores?»

17 Al oír esto Jesús, les dice: «No necesitan médico los que están
fuertes, sino los que están mal; no he venido a llamar a justos,
sino a
pecadores.»

18 Como los discípulos de Juan y los fariseos estaban ayunando,
vienen y le dicen: «¿Por qué mientras los discípulos de Juan y los discípulos
de los fariseos ayunan, tus discípulos no ayunan?»