Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Marcos 6, 2-19

2 Cuando llegó el sábado se puso a enseñar en la sinagoga. La
multitud, al oírle, quedaba maravillada, y decía: «¿De dónde le viene esto?
y ¿qué sabiduría es ésta que le ha sido dada? ¿Y esos milagros hechos por
sus manos?

3 ¿No es éste el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago,
Joset, Judas y Simón? ¿Y no están sus hermanas aquí entre nosotros?» Y se
escandalizaban a causa de él.

4 Jesús les dijo: «Un profeta sólo en su patria, entre sus parientes y en
su casa carece de prestigio.»

5 Y no podía hacer allí ningún milagro, a excepción de unos pocos
enfermos a quienes curó imponiéndoles las manos.

6 Y se maravilló de su falta de fe. Y recorría los pueblos del contorno
enseñando.

7 Y llama a los Doce y comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles
poder sobre los espíritus inmundos.

8 Les ordenó que nada tomasen para el camino, fuera de un bastón: ni
pan, ni alforja, ni calderilla en la faja;

9 sino: «Calzados con sandalias y no vistáis dos túnicas.»

10 Y les dijo: «Cuando entréis en una casa, quedaos en ella hasta
marchar de allí.


11 Si algún lugar no os recibe y no os escuchan, marchaos de allí
sacudiendo el polvo de la planta de vuestros pies, en testimonio
contra
ellos.»

12 Y, yéndose de allí, predicaron que se convirtieran;

13 expulsaban a muchos demonios, y ungían con aceite a muchos
enfermos y los curaban.

14 Se enteró el rey Herodes, pues su nombre se había hecho célebre.
Algunos decían: «Juan el Bautista ha resucitado de entre los muertos y por
eso actúan en él fuerzas milagrosas.»

15 Otros decían: «Es Elías»; otros: «Es un profeta como los demás
profetas.»

16 Al enterarse Herodes, dijo: «Aquel Juan, a quien yo decapité, ése
ha resucitado.»

17 Es que Herodes era el que había enviado a prender a Juan y le
había encadenado en la cárcel por causa de Herodías, la mujer de su
hermano Filipo, con quien Herodes se había casado.

18 Porque Juan decía a Herodes: «No te está permitido tener la mujer
de tu hermano.»

19 Herodías le aborrecía y quería matarle, pero no podía,