Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Mateo 27, 50-64

50 Pero Jesús, dando de nuevo un fuerte grito, exhaló el espíritu.

51 En esto, el velo del Santuario se rasgó en dos, de arriba abajo;
tembló la tierra y las rocas se hendieron.

52 Se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos difuntos
resucitaron.

53 Y, saliendo de los sepulcros después de la resurrección de él,
entraron en la Ciudad Santa y se aparecieron a muchos.

54 Por su parte, el centurión y los que con él estaban guardando a
Jesús, al ver el terremoto y lo que pasaba, se llenaron de miedo y dijeron:

«Verdaderamente éste era Hijo de Dios.»

55 Había allí muchas mujeres mirando desde lejos, aquellas que
habían seguido a Jesús desde Galilea para servirle.

56 Entre ellas estaban María Magdalena, María la madre de Santiago
y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo.

57 Al atardecer, vino un hombre rico de Arimatea, llamado José, que
se había hecho también discípulo de Jesús.

58 Se presentó a Pilato y pidió el cuerpo de Jesús. Entonces Pilato dio
orden de que se le entregase.

59 José tomó el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia

60 y lo puso en su sepulcro nuevo que había hecho excavar en la roca;
luego, hizo rodar una gran piedra hasta la entrada del sepulcro y se fue.

61 Estaban allí María Magdalena y la otra María, sentadas frente al
sepulcro.

62 Al otro día, el siguiente a la Preparación, los sumos sacerdotes y
los fariseos se reunieron ante Pilato

63 y le dijeron: «Señor, recordamos que ese impostor dijo cuando aún
vivía: “A los tres días resucitaré.”


64 Manda, pues, que quede asegurado el sepulcro hasta el tercer día,
no sea que vengan sus discípulos, lo roben y digan luego al pueblo:
“Resucitó de entre los muertos”, y la última impostura sea peor que
la
primera.»