Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Nahúm 3, 1-19

1 ¡Ay de la ciudad sanguinaria, mentira toda ella, llena de rapiña, de
incesante pillaje!

2 ¡Chasquido de látigos, estrépito de ruedas! ¡Caballos que galopan,
carros que saltan,

3 caballería que avanza, llamear de espadas, centellear de lanzas...
multitud de heridos, montones de muertos, cadáveres sin fin, cadáveres en
los que se tropieza!

4 Es por las muchas prostituciones de la prostituta, bella de gracia y
maestra en sortilegios, que vendía a las naciones con sus prostituciones y a
los pueblos con sus sortilegios.

5 Aquí estoy contra ti - oráculo de Yahveh Sebaot -: voy a alzar tus
faldas hasta tu cara, mostraré a las naciones tu desnudez, a los
reinos tu
vergüenza.

6 Arrojaré inmundicia sobre ti, te deshonraré y te pondré como
espectáculo.

7 Y sucederá que todo el que te vea huirá de ti y dirá: «¡asolada está
Nínive! ¿Quién tendrá piedad de ella? ¿Dónde buscarte consoladores?»


8 ¿Eres acaso tú mejor que No Amón, la asentada entre los Nilos,
(rodeada de aguas), cuya barrera era el mar, cuya muralla las aguas?

9 Etiopía y Egipto eran su fuerza que no tenía límite; Put y los libios
venían en su ayuda.

10 También ella fue al destierro, al cautiverio partió, también sus
niños fueron estrellados en el cruce de todas las calles; se echaron suertes
sobre sus notables, y todos sus grandes fueron aherrojados con cadenas.

11 También tú quedarás ebria, serás ésa que se esconde, también tú
buscarás un refugio contra el enemigo.

12 Todas tus fortalezas son higueras cargadas de brevas: si se las
sacude, caen en la boca de quien va a comerlas.

13 He ahí a tu pueblo: mujeres en medio de ti; a tus enemigos se abren
enteras las puertas de tu país, el fuego ha devorado tus cerrojos.

14 Sácate agua para el asedio, refuerza tus fortalezas, métete en la
arcilla, pisa el mortero, toma el molde de ladrillos.

15 Allí el fuego te consumirá, la espada te exterminará, (te devorará
como el pulgón.) Multiplícate como el pulgón, multiplícate como
la
langosta;

16 multiplica tus mercaderes más que las estrellas del cielo, se
despliegan los pulgones y se vuelan,

17 tus guardias como langostas, y tus escribas como enjambres de
insectos, que se posan en las tapias en un día de frío; sale el sol y se van, y
nadie sabe dónde. ¡Ay, cómo están

18 dormidos tus pastores, rey de Asur! Dormitan tus capitanes, tu
pueblo está disperso por los montes, y no hay quien los reúna.

19 ¡No hay remedio para tu herida, incurable es tu llaga! Todos los
que noticia de ti oyen baten palmas sobre ti; pues ¿sobre quién no pasó sin
tregua tu maldad?