Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Números 22, 14-29

14 Se levantaron, pues, los jefes de Moab, volvieron donde Balaq y le
dijeron: «Balaam se ha negado a venir con nosotros.»


15 Balaq envió otra vez jefes en mayor número y más ilustres que los
anteriores.

16 Fueron donde Balaam y le dijeron: «Así dice Balaq, hijo de Sippor:
No rehúses, por favor, venir a mí,

17 que te recompensaré con grandes honores y haré todo lo que me
digas. Ven, por favor, y maldíceme a ese pueblo.»

18 Respondió Balaam a los siervos de Balaq: «Aunque me diera Balaq
su casa llena de plata y oro, no podría traspasar la orden de Yahveh mi Dios
en nada, ni poco ni mucho.

19 Quedaos aquí también vosotros esta noche y averiguaré qué más
me dice Yahveh.»

20 Entró Dios donde Balaam por la noche y le dijo: «¿No han venido
esos hombres a llamarte? Levántate y vete con ellos. Pero has de cumplir la
palabra que yo te diga.»

21 Se levantó Balaam de madrugada, aparejó su asna y se fue con los
jefes de Moab.

22 Cuando iba, se encendió la ira de Yahveh y el Ángel de Yahveh se
puso en el camino para estorbarle. El montaba la burra y sus dos muchachos
iban con él.

23 La burra vio al Ángel de Yahveh plantado en el camino, la espada
desenvainada en la mano. La burra se apartó del camino y se fue a campo
traviesa. Balaam pegó a la burra para hacerla volver al camino.

24 Pero el Ángel de Yahveh se puso en un sendero entre las viñas, con
una pared a un lado y otra a otro.

25 Al ver la burra al Ángel de Yahveh, se arrimó a la pared y raspó el
pie de Balaam contra la pared. El le pegó otra vez.

26 Volvió el Ángel de Yahveh a cambiar de sitio, y se puso en un paso
estrecho, donde no había espacio para apartarse ni a la derecha ni
a la
izquierda.

27 Vio la burra al Ángel de Yahveh y se echó con Balaam encima.

Balaam se enfureció y pegó a la burra con un palo.

28 Entonces Yahveh abrió la boca de la burra, que dijo a Balaam:

«¿qué te he hecho yo para que me pegues con ésta ya tres veces?»

29 Respondió Balaam a la burra: «Porque te has burlado de mí. Ojalá
tuviera una espada en la mano; ahora mismo te mataba.»