Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Oseas 4, 1-15

1 Escuchad la palabra de Yahveh, hijos de Israel, que tiene pleito
Yahveh con los habitantes de esta tierra, pues no hay ya fidelidad ni amor,
ni conocimiento de Dios en esta tierra;

2 sino perjurio y mentira, asesinato y robo, adulterio y violencia,
sangre que sucede a sangre.

3 Por eso, la tierra está en duelo, y se marchita cuanto en ella habita,
con las bestias del campo y las aves del cielo; y hasta los peces
del mar
desaparecen.

4 ¡Pero nadie pleitee ni reprenda nadie, pues sólo contigo, sacerdote,
es mi pleito!

5 En pleno día tropezarás tú, también el profeta tropezará contigo en la
noche, y yo haré perecer a tu madre.

6 Perece mi pueblo por falta de conocimiento. Ya que tú
has
rechazado el conocimiento, yo te rechazaré de mi sacerdocio; ya que tú has
olvidado la Ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos.

7 Todos, cuantos son, han pecado contra mí, han cambiado su Gloria
por la Ignominia.

8 Del pecado de mi pueblo comen y hacia su culpa llevan su avidez.

9 Mas será del sacerdote lo que sea del pueblo: yo le visitaré por su
conducta y sus obras le devolveré.

10 Comerán, pero no se saciarán, se prostituirán, pero no proliferarán,
porque han abandonado a Yahveh para dedicarse

11 a la prostitución. El vino y el mosto arrebatan el seso.

12 Mi pueblo consulta a su madero, y su palo le adoctrina, porque un
espíritu de prostitución le extravía, y se prostituyen sacudiéndose de
su
Dios.

13 En las cimas de los montes sacrifican, en las colinas queman
incienso, bajo la encina, el chopo o el terebinto, ¡porque es buena
su
sombra! Por eso, si se prostituyen vuestras hijas y vuestras nueras cometen
adulterio,

14 no visitaré yo a vuestras hijas porque se prostituyan ni a vuestras
nueras porque cometan adulterio, pues que ellos también se retiran con esas
prostitutas y sacrifican con las consagradas a la prostitución; ¡y el pueblo,
insensato, se pierde!


15 Si tú, Israel, te prostituyes, que no se haga culpable Judá. ¡No
vayáis a Guilgal, No subáis a Bet-Aven, no juréis «por vida de Yahveh»!