Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Sabiduría 7, 1-17

1 Yo también soy un hombre mortal como todos, un descendiente del
primero que fue formado de la tierra. En el seno de una madre fui
hecho
carne;

2 durante diez meses fui modelado en su sangre, de una semilla de
hombre y del placer que acompaña al sueño.

3 Yo también, una vez nacido, aspiré el aire común, caí en la tierra
que a todos recibe por igual y mi primera voz fue la de todos: lloré.

4 Me crié entre pañales y cuidados.

5 Pues no hay rey que haya tenido otro comienzo de su existencia;


6 una es la entrada en la vida para todos y una misma la salida.

7 Por eso pedí y se me concedió la prudencia; supliqué y me vino el
espíritu de Sabiduría.

8 Y la preferí a cetros y tronos y en nada tuve a la riqueza en
comparación de ella.

9 Ni a la piedra más preciosa la equiparé, porque todo el oro a su lado
es un puñado de arena y barro parece la plata en su presencia.

10 La amé más que la salud y la hermosura y preferí tenerla a ella
más que a la luz, porque la claridad que de ella nace no conoce noche.

11 Con ella me vinieron a la vez todos los bienes, y riquezas
incalculables en sus manos.

12 Y yo me regocijé con todos estos bienes porque la Sabiduría los
trae, aunque ignoraba que ella fuese su madre.

13 Con sencillez la aprendí y sin envidia la comunico; no me guardo
ocultas sus riquezas

14 porque es para los hombres un tesoro inagotable y los que lo
adquieren se granjean la amistad de Dios recomendados por los dones que
les trae la instrucción.

15 Concédame Dios hablar según él quiere y concebir pensamientos
dignos de sus dones, porque él es quien guía a la Sabiduría y quien dirige a
los sabios;

16 que nosotros y nuestras palabras en sus manos estamos con toda
nuestra prudencia y destreza en el obrar.

17 Fue él quien me concedió un conocimiento verdadero de los seres,
para conocer la estructura del mundo y la actividad de los elementos,