Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Salmo 141, 5-8

5 Que el justo me hiera por amor, y me corrija, pero el ungüento del
impío jamás lustre mi cabeza, pues me comprometería aún más en sus
maldades.

6 Han quedado a merced de la Roca, su juez, los que oyeron con
regodeo mis palabras:

7 «Como piedra de molino estrellada por tierra son esparcidos
nuestros huesos a la boca del seol.»


8 Hacia ti, Señor Yahveh, miran mis ojos, ¡en ti me cobijo, no
desampares mi alma!