Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Salmo 44, 2-26

2 (3) y con tu propia mano. Para plantarlos a ellos, expulsaste
naciones, para ensancharlos, maltrataste pueblos;

3 (4) no por su espada conquistaron la tierra, ni su brazo les dio
la
victoria, sino que fueron tu diestra y tu brazo, y la luz de tu rostro, porque
los amabas.

4 (5) Tú sólo, oh Rey mío, Dios mío, decidías las victorias de Jacob;


5 (6) por ti nosotros hundíamos a nuestros adversarios, por tu nombre
pisábamos a nuestros agresores.

6 (7) No estaba en mi arco mi confianza, ni mi espada me hizo
vencedor;

7 (8) que tú nos salvabas de nuestros adversarios, tú cubrías de
vergüenza a nuestros enemigos;

8 (9) en Dios todo el día nos gloriábamos, celebrando tu nombre sin
cesar. = Pausa. =

9 (10) Y con todo, nos has rechazado y confundido, no sales ya con
nuestras tropas,

10 (11) nos haces dar la espalda al adversario, nuestros enemigos
saquean a placer.

11 (12) Como ovejas de matadero nos entregas, y en medio de los
pueblos nos has desperdigado;

12 (13) vendes tu pueblo sin ventaja, y nada sacas de su precio.

13 (14) De nuestros vecinos nos haces la irrisión, burla y escarnio de
nuestros circundantes;

14 (15) mote nos haces entre las naciones, meneo de cabeza entre los
pueblos.

15 (16) Todo el día mi ignominia está ante mí, la vergüenza cubre mi
semblante,

16 (17) bajo los gritos de insulto y de blasfemia, ante la faz del odio y
la venganza.

17 (18) Nos llegó todo esto sin haberte olvidado, sin haber
traicionado tu alianza.

18 (19) ¡No habían vuelto atrás nuestros corazones, ni habían dejado
nuestros pasos tu sendero,

19 (20) para que tú nos aplastaras en morada de chacales, y nos
cubrieras con la sombra de la muerte!

20 (21) Si hubiésemos olvidado el nombre de nuestro Dios o alzado
nuestras manos hacia un dios extranjero,

21 (22) ¿no se habría dado cuenta Dios, él, que del corazón conoce los
secretos?

22 (23) Pero por ti se nos mata cada día, como ovejas de matadero se
nos trata.

23 (24) ¡Despierta ya! ¿Por qué duermes, Señor? ¡Levántate, no
rechaces para siempre!

24 (25) ¿Por qué ocultas tu rostro, olvidas nuestra opresión, nuestra
miseria?

25 (26) Pues nuestra alma está hundida en el polvo, pegado a la tierra
nuestro vientre.

26 (27) ¡Alzate, ven en nuestra ayuda, rescátanos por tu amor!