Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Tobías 11, 3-18

3 vamos a adelantarnos nosotros a tu mujer para preparar la casa,
mientras llegan los demás.»

4 Prosiguieron, pues, los dos juntos; el ángel le dijo: «Toma contigo
la hiel.» El perro seguía detrás de ellos.

5 Estaba Ana sentada, con la mirada fija en el camino de su hijo.

6 Tuvo la corazonada de que él venía y dijo al padre: «Mira, ya viene
tu hijo y el hombre que le acompañaba.»

7 Rafael iba diciendo a Tobías, mientras se acercaban al padre:

«Tengo por seguro que se abrirán los ojos de tu padre.

8 Untale los ojos con la hiel del pez, y el remedio hará que las
manchas blancas se contraigan y se le caerán como escamos de los ojos. Y
así tu padre podrá mirar y ver la luz.»

9 Corrió Ana y se echó al cuello de su hijo, diciendo: «¡Ya te he
visto, hijo! ¡Ya puedo morir!» Y rompió a llorar.

10 Tobit se levantó y trompicando salió a la puerta del patio.

11 Corrió hacia él Tobías, llevando en la mano la hiel del pez; le
sopló en los ojos y abrazándole estrechamente le dijo: «¡Ten
confianza,
padre!» Y le aplicó el remedio y esperó;

12 y luego, con ambas manos le quitó las escamas de la comisura de
los ojos.

13 Entonces él se arrojó a su cuello, lloró y le dijo: «¡Ahora te veo,
hijo, luz de mis ojos!»

14 Y añadió: ¡Bendito sea Dios! ¡Bendito su gran Nombre! ¡Bendito
todos sus santos ángeles! ¡Bendito su gran Nombre por todos los siglos!

15 Porque me había azotado, pero me tiene piedad y ahora veo a mi
hijo Tobías. Tobías entró en casa lleno de gozo y bendiciendo a Dios con
toda su voz; luego contó a su padre el éxito de su viaje, cómo traía el dinero
y cómo se había casado con Sarra, la hija de Ragüel, y que venía ella con él
y estaba ya a las puertas de Nínive.

16 Tobit salió al encuentro de su nuera hasta las puertas de Nínive,
bendiciendo a Dios, lleno de gozo. Cuando los de Nínive le vieron caminar,
avanzando con su antigua firmeza, sin necesidad de lazarillo,
se
maravillaron. Tobit proclamó delante de ellos que Dios se
había
compadecido de él y le había abierto los ojos.

17 Se acercó Tobit a Sarra, la mujer de su hijo, y la bendijo diciendo:

«¡Bienvenida seas, hija! Y bendito sea tu Dios, hija, que te ha traído hasta
nosotros. Bendito sea tu padre, y bendito Tobías, mi hijo, y bendita

misma, hija. Bienvenida seas, entra en tu casa con gozo y bendición.»

18 Todos los judíos de Nínive celebraron fiesta aquel día.